11 de noviembre de 2008

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"Joss comprendió desde hacía tiempo que las cosas están dotadas de una vida secreta y perniciosa. El mundo de las cosas estaba evidentemente repleto de una energía completamente concentrada en joder al hombre, a excepción quizás de algunas piezas del casco que no lo habían agredido nunca, según su memoria de marino bretón. El más mínimo error de manipulación provocaba a menudo toda una serie de calamidades en cadena, que podían ir desde el incidente desagradable a la tragedia, al ofrecerle a la cosa una libertad repentina, por mínima que fuese. [...] Así es como las cosas, animadas por un sentimiento de venganza legítimamente provocado por su condición de esclavas, consiguen a su vez, en momentos breves pero intensos, someter al hombre a su poder latente, hacen que se retuerza y se arrastre como un perro, y no se apiadan ni de mujeres ni de niños. No, Joss no confiaría en las cosas por nada del mundo, como tampoco confiaba en los hombres ni en la mar. Las primeras os roban la razón, los segundos el alma y la tercera, la vida."

Fred Vargas
Huye rápido, vete lejos, traducción de Blanca Riestra, Punto de Lectura, Madrid, 2008, p. 10-11. Título original: Pars vite et reviens tard, Editions Viviane Hamy, 2001.

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