8 de diciembre de 2008

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—«Là comme partout, je connais tout le monde et je ne connais personne, répondit Legrandin qui ne se rendait pas si vite; beaucoup les choses et fort peu les personnes. Mais les choses elles-mêmes y semblent des personnes, des personnes rares, d’une essence délicate et que la vie aurait déçues.

–Allí, como en todas partes, conozco a todo el mundo, sin conocer a nadie –respondió Legrandin, que no se rendía fácilmente–; conozco mucho a las cosas y poco a las personas. Pero allí las cosas también parecen personas, seres raros, de delicada esencia, engañados por la vida.

Marcel Proust (1871- 1922)
À la recherche du temps perdu, 1. Du côté de chez Swann, Gallimard, 1919, traducción de Pedro Salinas, En busca del tiempo perdido, 1. Por el camino de Swann, Alianza Editorial, Biblioteca de autor, Undécima reimpresión, 2008, p. 164- 165.

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